Fui de los muchos que en aquella primavera de 1983 se unieron a la politica en un renacer de la tan postergada reconstruccion de la democracia republicana en la Argentina. Por ese huracan de ideas y emociones que despertaba Raul Alfonsin elegi incorporarme en la Union Civica Radical, quizas empujado por esa conviccion etica y moral que representaba ser un heredero de Alem, Yrigoyen, Lebhenson, Larralde, Frondizi, Illia, Balbin y tantos otros.
Mientras veo las imagenes del velatorio civico que transmiten desde la television, no puedo menos que reflexionar acarca de este cuarto de siglo de mi propia existencia.
Desde ese profundo enceguecimiento inicial, propio de los 18 anios (pido disculpas por los errores ortograficos no queridos productos de un teclado configurado en ingles), pasando por la "pelea interna", la marcha de la CGT en las columnas del incipiente radicalismo de la Junta Coordinadora Nacional, Ferro con el paro de la CGT, el extasis del Obelisco, los nervios del 30 de Octubre, la ilusion del 10 de Diciembre de 1983, los juicios seguidos con la avidez de un estudiante de abogacia, la bronca de las instrucciones a los Fiscales, el plan Austral y su fracaso, la Semana Santa de 1987 en la Plaza, el final anticipado y la frustracion del abandono de la militancia sumido en una sensacion de desasosiego y cansancio moral por no poder, no querer o no saber transar esos ideales con los que entre por una puerta a un comite de Lanus y que dejaba para no convertirme en un conchabado de la politica.
Pero aun desde esa perspectiva, siempre la figura de Alfonsin estuvo presente y miles de veces tuve que defender mi conviccion radical, significando que el me corrio el velo de ese ideario politico pero que ello no significaba ser "un si raulista", como una interpretacion deformada del viejo partido. Recuerdo con nostalgia y hasta verguenza los forcejeos en el Comite Nacional y esa discusion con "el Changui" Caceres cuando - desde mi "inexperiencia" politica le enrostraba estar "levantandose" como Secretario General. Claro esta que mi "iresponsabildad" de desafiar a un "historico" se basaba en la necesidad de abrir el paso a una generacion, que marchaba reunida desde la Casa de Rio Negro buscando ascender en el "cursus honorum" del radicalismo.
No puedo menos que destacar, desde la mas absoluta conviccion, que esa figura emblematica de la politica argentina pasara a la historia y como tantas veces lo exprese en muchas tenidas en las que "defendia" mi logica radical, sera esta quien lo juzgue y lo ubique en el lugar que debe tener un verdadero estadista.
Quizas el unico que quedaba.
Su muerte puede que sea el ultimo servicio a nuestra alicaida democracia argentina. He visto pasar innumerables figuras politicas que por 48 horas dejaron de lado sus futiles diferencias y mezquindades, todos "amigos" del hombre dentro del cofre y enfilando a la camara de tv y al microfono que se le cruzara para dar su anecdota o recuerdo que lo unia a RA.
La hoguera de las vanidades argentinas que se da dentro del Salon Azul del Congreso de la Nacion, no puede ni debe confundirse con ese fenomeno sociologico que es el pueblo en las calles que lo rodean. Que pais raro, esta Argentina!!!
Es necesario que la muerte nos haga mas buenos, mas probos, mas honestos o sera que estamos tan inmersos en lo chiquito, en lo inmediato para no ver y no actuar en consecuencia.
Raul Alfonsin llamo a la Unidad Nacional y espero que su voz, pronunciada con el aliento del gladiador en su ultima pelea, sea receptada por el Soberano, ese que se expresa en la urna.
La Patria pierde un forjador y yo parte de mi historia personal, politicamente hablando, por lo menos aquella que me hizo abrazar la Causa.
Sera pues tiempo de reflexionar acerca del futuro y repensar el curso de accion.
Por lo pronto no puedo menos que recordando ese rezo laico del Preambulo que me erizaba la piel y aun sigue haciendolo, agregar en estas lineas escritas desde el alma el deseo que como ultimo legado dejara Alfonsin: "Propongo que todos lo intentemos con la cabeza y el corazón en el presente y la mirada hacia el futuro. Porque los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás".
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