La última columna fue escrita en el momento en que "Ramoncito" Saadi emitía su voto afirmativo por la, tan famosa creación de Losteau, Resolución 125 a cambio de un probable cargo para su hermana. La bronca contenida por tamaño dislate institucional y la desazon en la cara de un D`Angeli agotado por tantos días de pelea que veía diluirse en manos de unos pocos "indecisos" que poseían el poder de llevar al país a una mayor concentración de hegemonía Kirchnerista, me empujaron a precipitarme en anticipar la victoria pirrica del gobierno.
Sin embargo apareció Rached, el santiagueño radical K, que se rebeló a su gobernador que lo presionaba constantemente y el inefable Vicepresidente Cobos, el ninguneado Cleto por el matrimonio presidencial, el que sufriera los "casi cuasi", en el decir del Pequeño Kristinismo Ilustrado, de los aprietes y secuestros del cebador de mate de San Vicente, José Pampuro y de "Nico" Fernández, el santacruceño candidato a reemplazar al otro, al Anibal al frente del Ministerio de Seguridad, Injusticia y Derechos Humanos de unos pocos.
En un final cabeza a cabeza, que presencié dramaticamente por TV, el nervioso y temeroso Cobos, desafió el poder K y marcó un hito en estos últimos cinco años. "Que la historia me juzgue", dijo y Pichetto golpeó su banca como un simbolo de lo que comenzaba: el comienzo del fin.
Pero a no confundir, Cleto Cobos, el Vicepresidente, no es un heroe ni mucho menos un salvador del republicanismo en está Argentina tan devaluada desde el punto de vista institucional. Cobos es y fue parte del desaguisado K, el que abandonó y "defeccionó" primero del radicalismo, que aún sin rumbo no merece quedar como el furgón de cola del gobierno MAS KORRUPTO DE LA HISTORA DE LA NACION ARGENTINA.
Cobos a diferencia de Chacho Alvarez, otro defeccionador, en lenguaje Kristino, no generó la caída de un gobierno por la falta de coraje para afrontar la crisis de la Banelco de Delarruista.
De igual forma que Cobos no es el paradigma de la política, tampoco lo es el profugado Alberto. Este otro Fernández, el poeta de Puerto Madero, huyo a sabiendas que mucho no puede sostenerse este estilo de Néstor en el Poder y Cristina al gobierno. Resulta imposible mantener la mentira del INDEK de Moreno y sus patotas, los negociados de Julito y Jaime y la debacle que nadie de la oposición capitaliza, por esas raras costumbres argentinas de no hacerse cargo de las responsabilidades del poder, para el que sólo aparece preparado el piloto de tormentas (a) "el cabezón" de Lomas de Zamora y sus secuaces.
Alberto se fué y empezó a despotricar contra sus ex jefes, lo que seguramente no le será gratuito y se prepara para recibir las facturas que a Julio le sobraron de Skanska, de Sol Group y de Infinity. Seguramente Alberto no podrá desligarse de sus defensa a ultranza de Felisa y su bolsita de baño, de su defensa del tren bala, de los superpoderes, de sus transferencias de fondos para su "archienemigo" Ministro de Planificación; pero el pueblo de memoria flaca quizas se olvide y comience a reivindicar su imagen, que conforme sus propias encuestas le dan mejor que al mismisimo Presidente del PJ, Néstor Carlos K.
Ahora llegó Massa, el yerno del pato Galmarini ese que está dentro del paquete de Eduardo Duhalde. Sergio era un muchacho de la UCEDE devenido al menemismo en aquella decada infame de la mano de un curso rápido de peronismo de sus maestros: Graciela Caamaño y el magnifico chef y filosofo de la calle, Barrionuevo. El licenciado intendente de Tigre (porque no renunció, como correspondería hacer) se sacó la primera foto con Julio De Vido y Ricardo Jaime, anunciando la reestatización de Aerolíneas Argentinas, algo que va a dar mucho que hablar y que seguirá sumando los porotos para que muchos - cuando esto términe, nunca antes - desfilen por Comodoro Py.
La designación de Massa es el claro ejemplo que el kirchnerismo no tiene cuadros políticos que le permitan ser opciones de reemplazo en el gobierno. Los cambios que les reclaman en el gabinete no los hacen porque no quieran, sino porque no tienen conque. Esa es la realidad y se ve en todos los organismos del Estado. Se ven improvisados funcionarios que desconocen la materia que abordan y que sólo les preocupa llenarse rápido los bolsillos por las dudas que haya que salir antes de lo previsto. Mientras eso sucede hay otros que se arrumban en el oprobioso ostracismo de haber querido desafiar el poder K o tan sólo haber osado pensar distinto a la verdad única encarnada por esta lógica política más próxima al paroxismo que al raciocinio.
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